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Estrategia Financiera 4 min de lectura

Así es como influyen los indicadores de rentabilidad ROA y ROE en la estrategia financiera de una empresa

El objetivo fundamental de una empresa es maximizar el beneficio. Pero no se puede hacer a cualquier precio: hay que centrarse en la rentabilidad del proyecto. Para ello, la estrategia financiera de una empresa se tiene que apoyar en los indicadores ROA y ROE para desarrollar el modelo de negocio.

Una empresa es una entidad que satisface una necesidad de unos clientes o les proporciona un servicio que han demandado. Para que la empresa pueda sobrevivir en el tiempo, el proyecto tiene que ser sostenible, viable y capaz de generar beneficios. A medida que aumente el número de clientes, es deseable que lo haga también el beneficio. De esta forma, la empresa supondrá un atractivo para los inversores, lo que permitirá que el proyecto crezca y se desarrolle.

A grandes rasgos, esa es la evolución que todo empresario desea para su negocio. Pero no es algo que aparezca de un día para otro. Para poder desarrollar completamente una empresa, es necesario contar con una estrategia financiera que defina de manera detallada aquellos pasos relacionados con la financiación necesaria para llegar al objetivo del negocio. Es decir, cómo usar el dinero disponible para maximizar el beneficio.

¿Qué es la rentabilidad?

La rentabilidad relaciona el beneficio obtenido con respecto a los recursos invertidos. Sin embargo, la pregunta “¿es rentable mi empresa?” no tiene una respuesta unívoca: depende de las circunstancias, del modelo de negocio, de a quién le puede interesar esa rentabilidad, etc.

Estar al frente de la estrategia financiera de una empresa requiere disponer de la capacidad de analizar gran cantidad de datos, métricas, gráficas e indicadores para poder ir ajustando la distribución del capital en función de las necesidades.

Indicadores financieros ROA y ROE

Tanto el ROA (Return On Assets) como el ROE (Return On Equity) son dos de los indicadores más utilizados para medir la rentabilidad de una empresa.

El ROA, o retorno sobre los activos, muestra la rentabilidad de una empresa teniendo en cuenta sus activos. Es decir, muestra la capacidad de los activos de la empresa para generar beneficios por sí mismos. El ROA es uno de los indicadores favoritos para los inversores, pues permite establecer comparaciones con otras empresas del mismo sector sin tener en cuenta otros aspectos como el tamaño.

Para calcular el ROA bastará con dividir los beneficios netos obtenidos en un periodo de tiempo entre los activos totales y multiplicar el resultado por 100.

Una empresa se considerará rentable si el ROA se encuentra por encima del 5%.

El ROE, o retorno sobre el patrimonio, mide la rentabilidad de la empresa sobre los fondos propios. El ROE mide, por tanto, el rendimiento de la empresa sobre el patrimonio propio. Este indicador es interesante para los inversores, ya que determina el porcentaje de beneficio por cada dólar invertido.

Para calcular el ROE bastará con dividir el beneficio neto entre los fondos propios y multiplicar el resultado por 100. Este es el principal indicador sobre la rentabilidad de una empresa.

Relación entre ROA y ROE

A simple vista, el ROA es el indicador que más valor aporta, puesto que tiene en cuenta el ratio de endeudamiento de la empresa. Comparando ambos indicadores, se puede determinar el llamado “efecto apalancamiento”:

Si el ROE es superior al ROA, el apalancamiento será positivo, lo que significa que la empresa se ha financiado mediante deuda. Si ambos indicadores muestran el mismo valor, no existe deuda: la empresa se ha financiado íntegramente con fondos propios. Si el ROE es inferior al ROA, el apalancamiento es negativo. La deuda es superior a la rentabilidad, lo que significa que la empresa no está muy saneada. Es muy importante tener claras estas relaciones.

La estrategia financiera de la empresa consistirá en saber ir moldeando el nivel de deuda de la empresa y los indicadores de rentabilidad según el momento en el que se encuentre el proyecto. De esta forma, lograremos tener una estrategia solvente a largo plazo y, en definitiva, una empresa sostenible.